¿Alguna vez te has dejado engatusar por una propaganda del tipo "Habla inglés como un nativo en 3 meses" o "Aprende inglés en 30 días"? Por maravillosos que parezcan, me temo que se quedan muy cortos y que solo sirven para dejar al alumno decepcionado. Cada vez que veo uno de estos, me viene a la mente el viejo dicho: "Si parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea" y, por desgracia, los veo con demasiada frecuencia. Empecé a aprender un segundo idioma por amor, pero no por amor al idioma, sino por amor a la mujer que lo hablaba. Ahora aprendo idiomas como una habilidad para la vida, y, por amor, ahora por amor a los idiomas. Sea cual sea la razón por la que empecemos a aprender una segunda lengua (y para la mayoría lo más probable es que sea por motivos escolares), está claro que es importante que seamos conscientes de que nuestras razones, motivaciones y objetivos cambiarán con el tiempo a medida que nos aventuramos en el viaje del aprendizaje de idiomas. Lo que me ha quedado más que claro durante este viaje es la importancia de la motivación. Cuando el aprendizaje de idiomas surge de una obligación o incluso de un requisito, es muy difícil encontrar la motivación suficiente para progresar de verdad. Hasta que nuestras metas y propósitos con los idiomas no provengan de una situación de verdadero interés, pasión y deseo, no seremos capaces de lograr un progreso real y perceptible. También está claro que, sea cual sea el método que utilicemos para aprender, las lenguas son una habilidad viva que debemos utilizar de forma activa para mejorar y, además, mantener. "Si no lo usas... ¡lo perderás!" ¿Alguna vez te has dejado engatusar por una propaganda del tipo "Habla inglés como un nativo en 3 meses" o "Aprende inglés en 30 días"? Por maravillosos que parezcan, me temo que se quedan muy cortos y que solo sirven para dejar al alumno decepcionado. Cada vez que veo uno de estos, me viene a la mente el viejo dicho: "Si parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea" y, por desgracia, los veo con demasiada frecuencia. Lo que estos cursos o programas pueden llegar a ofrecer es un buen punto de partida en tu viaje de aprendizaje de idiomas, o una buena base general de vocabulario y expresiones básicas para viajar. O bien, puede tratarse de un programa intensivo a jornada completa que exija una gran inversión de tiempo y energía, en cuyo caso es posible alcanzar un conocimiento mucho más profundo de la lengua. Aun así, harán falta meses y años de uso para inculcar, familiarizar y adquirir fluidez y confianza en el uso de la lengua. As much as I wish there was, unfortunately there is NO MAGIC PILL for language learning that will give you your desired results overnight! Si lo que deseas es aprender lo más básico en un tiempo límite adelante, puede que estos cursos te hagan un apaño durante un viaje de negocios (aunque debes tener en cuenta que por haber machacado un temario durante un par de semanas no significa que vayas a ser capaz de recurrir a él en una situación real e improvisada, tu cerebro todavía no ha asimilado el contenido). Si por otra parte lo que necesitas es un título que acredite tu nivel de inglés para acceder a un puesto de trabajo o a estudios superiores también es factible que a base de práctica intensiva puedas conseguir aprobar (pero apúntate al examen nada más acabar, ya que lo que rápido viene rápido se va, no creas que te acordarás de toda la gramática y de que serás capaz de usarla ágilmente dentro de unos meses si dejas de practicar). Por mucho que me gustaría que existiese, lamentablemente NO EXISTE UNA PÍLDORA MÁGICA para el aprendizaje de idiomas que te proporcione los resultados deseados de la noche a la mañana. Es importante que sepamos cuál es nuestra visión de futuro y cuál es nuestro objetivo. A partir de ahí, podemos tomar decisiones con criterio y determinación sobre cuál es el mejor camino para alcanzar el éxito, elaborando un plan en función de nuestras necesidades, preferencias de aprendizaje y estilo de vida. Creo firmemente que aprender idiomas no debería ser una tarea, sino una maravillosa elección de estilo de vida y algo que se puede llevar siempre con nosotros a todas partes. Día a día, de mil maneras, podemos y debemos dedicar tiempo y espacio a nuestros idiomas. De este modo, las lenguas que aprendemos crecen con nosotros del mismo modo que lo hace nuestra lengua materna. La lengua es el músculo más fuerte del cuerpo humano, si no lo ejercitamos se nos olvida, igual que nos ha pasado cuando volvemos al cole en septiembre y parece que no recordamos ni cómo sujetar el lápiz para escribir. A pesar de que aprender lenguas nuevas nos facilitará el aprendizaje de otras, no debemos dejar de lado los idiomas que ya dominamos, pues si no las usamos nuestro cerebro entenderá que no son demasiado útiles y las relegará al cajón del olvido. Cierto es que si llevamos un tiempo sin tener la oportunidad de practicar una lengua con otro hablante y nos encontramos con una situación en la que volvemos a usarla podremos afrontar la situación, no cabe duda, pero sí que nos costará más interactuar al principio. Poco a poco iremos engrasando esos conocimientos que teníamos oxidados y conseguiremos que la conversación fluya, por eso es importante evitar llegar a este punto. Así no sentiremos que hemos olvidado esos verbos a los que habíamos dedicado tanto tiempo ni esas expresiones tan chulas para sonar genial. Valora tu esfuerzo, continúa cuidando de las lenguas que sabes para que se queden contigo. No existe una varita mágica para aprender idiomas, ni un curso milagroso de 3 meses, ni un tipo de clase, ni un profesor perfecto, ni una aplicación, libro o programa que te enseñe a usar la lengua inglesa con fluidez y confianza por sí solo. Será necesaria una combinación de herramientas, clases y métodos de enseñanza. Por no hablar de la motivación, el trabajo duro, la paciencia y la constancia.
Con carriño Daniel Peel y Arianna Comesaña
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AuthorDaniel Peel. Archives
Junio 2024
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