Ahora que estamos más cerca de las largas vacaciones de verano nos planteamos cómo entretener a nuestros hijos. Los estudiantes están eufóricos y quieren hacer mil cosas cuando llegan sus ansiadas vacaciones, pero, cuando pasan un par de semanas y ya han hecho todo lo que deseaban, llega la famosa frase “me aburro, no sé qué hacer”. Hay muchas formas de afrontar esta situación, la más común suele ser proponerles actividades acordes a sus gustos porque sabemos que las van a disfrutar. No obstante, es importante que no siempre sean los demás quienes tomen la iniciativa por ellos. Cierto es que resulta más fácil darles una idea y que la ejecuten, es una manera rápida y efectiva de acabar con el problema, pero no la más productiva. El aburrimiento es el motor que impulsa la creatividad. Gracias al aburrimiento se nos ocurren formas de pasar el tiempo que no habríamos imaginado si tuviésemos todo pensado con anterioridad. Estar desocupados y tener la libertad de hacer LO QUE QUERAN dará rienda suelta a su imaginación ante infinitas posibilidades. Es probable que nos busquen para darles consejos sobre qué hacer o preguntarnos directamente qué deben hacer. En vez de dar ideas concretas podemos tratar de guiarlos hacia sus propios intereses dejando que sean ellos quienes tomen decisiones. Cuando acudan a nosotros podemos preguntarles qué tienen en casa que todavía no hayan utilizado, cuál es el deporte que llevan más tiempo sin practicar o si tienen algún juego que dejaron a medias. Pasada esta fase, la siguiente vez que nos pidan consejo podemos decirles que no sabemos, que se tomen su tiempo para pensar mientras hacen otra actividad, pues haciendo algo que no nos interesa demasiado es como podemos darnos cuenta de lo que realmente nos gustaría estar haciendo. Esto ayudará a tus hijos a encontrar inspiración en el más mínimo detalle cotidiano, que se diviertan usando su imaginación y no pasivamente por estímulos externos que ya se encargan de pensar por ellos. El aburrimiento no debe verse como algo negativo o un problema, sino como una oportunidad para que surjan nuevos proyectos. Los adultos planificamos casi todo, en cambio los niños van actuando sobre la marcha y según lo que les mandamos los adultos. Disponer de tiempo para aburrirse implicará que los niños planifiquen y gestionen su tiempo, una tarea que desconocen pero que es fundamental que experimenten para que cuando deban lidiar con la frustración de no saber qué hacer o cómo lograr unos objetivos a corto o largo plazo estén más preparados emocionalmente. Este tiempo libre sin rumbo fijo también les permitirá conocerse mejor a sí mismos, pues probarán diferentes actividades y comprobarán lo que les gusta más, lo que se les da mejor e incluso les permitirá tolerar el fracaso. Dado que se trata de pasar el tiempo y no de hacer algo bien o mal, podrán aprender a su ritmo, sin prisa ni presión de ser evaluados. El alivio de saber que si algo sale mal podrán probar de nuevo permitirá que sus mentes vuelen libres y volverán a intentarlo las veces que quieran y, lo que resulta más interesante, como quieran y como a ellos se les ocurra llevarlo a cabo. Eso sí, ¡aseguraos de que no realicen experimentos peligrosos! Debemos mantener un mínimo de supervisión, por lo menos saber a qué se dedican y echar un ojo de vez en cuando aunque no los estemos controlando continuamente para no interrumpir su inspiración.
Deja que tus hijos se aburran, no estés pendiente de si tienen algo que hacer en todo momento. Deja que busquen proyectos y que los proyectos los encuentren a ellos también. Con cariño, Arianna Comesaña
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
AuthorDaniel Peel. Archives
Junio 2024
Categories
Todo
|