Conoces a alguien que no escuche? Alguien que siempre te interrumpe cuando hablas, tal vez hace una pregunta y luego, sin darte tiempo para responder completamente, continúa hablando, hablando por encima de ti, pasando a otra cosa en su mente, o tal vez incluso comienza a caminar mientras sigues hablando con él o ella. Creo que todos conocemos a alguien así; ¿No es lo más frustrante? ¿Qué pasó con el arte de escuchar, me refiero a la escucha de verdad, la escucha activa, la capacidad de estar presente en lo que otro tiene que decir, dándole a su voz la importancia que se merece con empatía? ¿Conoces a alguien que quiera poder hablar inglés con fluidez y confianza? Tal vez aprendió todo el vocabulario y las estructuras gramaticales necesarias para completar el grado universitario, pero en el mundo más allá de la escuela descubrieron que cuando alguien les habla en inglés no es capaz de mantener una conversación fluida. Porque, por alguna razón, nunca ha tenido la oportunidad de tener una conversación real. Entonces se da cuenta de que la comunicación en realidad no proviene de una cabeza llena de estructuras gramaticales.
Ante esta situación, muchas veces buscamos a alguien que nos enseñe a “hablar”. Pero, ¿qué viene primero: la gallina o el huevo, hablar o escuchar? Tú y yo aprendimos a hablar después de escuchar las voces de nuestros padres desde el momento en que pudimos hacerlo, dentro del vientre de nuestra querida madre. Durante los primeros años de nuestra vida es lo que hacemos: escuchamos, observamos y nos empapamos de todos los matices y ritmos de las voces que nos rodean en el entorno. Cuando empezamos a hablar, no es en estructuras, sino como un experimento con el sonido, copiando lo que escuchamos (como lo hace un loro), pero también creando nuestros propios patrones en la vocalización de ideas, sentimientos y emociones. Y lo que nos impulsa de niños, es lo mismo que impulsa a un adulto a aprender un nuevo idioma: es la necesidad y el deseo de comunicarnos con el mundo que nos rodea. Entonces, cuando me hacen la pregunta: "¿Por qué debo escuchar para mejorar mis habilidades para hablar?" mi respuesta es muy simple:"porque si no puedes escucharlo, ¡definitivamente tendrás dificultades para decirlo!" Poder identificar sonidos en inglés cuando estamos escuchando, nos ayuda a recrear esos sonidos cuando comenzamos a hablar. Cuando charlamos con fluidez y naturalidad en inglés usamos el habla continua. En ella las palabras como conjunciones, pronombres, artículos y preposiciones a menudo se reducen o se omiten por completo. Al practicar nuestras habilidades de escucha podemos aprender a identificar estas palabras y notar cómo se reducen. Esto, a su vez, nos ayudará a hacer lo mismo cuando estemos hablando. Además, a medida que practiquemos nuestras habilidades auditivas, notaremos ritmo, acentuación y la entonación necesarias. Y nos entenderán más facilmente. No importa de qué manera lo veamos. Escuchar viene antes de hablar, y cuanto más practiquemos nuestras habilidades de escucha y cuanto más amplia sea la gama a la que nos exponemos en términos de temas, medios, nivel o acentos, más natural será nuestra forma de hablar. Se desarrollarán así las habilidades. Habiendo absorbido primero, consciente e inconscientemente, todos los entresijos del inglés internacional, podemos experimentar, jugar y practicar su repetición y uso. Hay una gran cantidad de material en estos días que se puede usar para practicar la escucha. Por ejemplo, a partir de “tiktoks” largometrajes, blogs de audio y vlogs, o una de mis fuentes favoritas, las charlas de Ted (donde puedes encontrar charlas de diferentes duraciones, relativamente cortas, sobre casi cualquier tema, de oradores de todo el mundo). Recuerda que si estás escuchando audio o vídeo, puedez detenerlo, reproducirlo o incluso reducir la velocidad para ayudarte a escuchar de manera más activa. No importa dónde estemos en nuestro viaje de aprendizaje: nunca debemos dejar de tomarnos el tiempo necesario, y con la mayor frecuencia posible, para practicar la escucha activa. Para ello tenemos que concentrarnos en cualquier material que estemos escuchando o viendo, asegurando así, que disfrutemos de la belleza del inglés naturalmente hablado con todas sus imperfecciones. Porque siempre debemos recordar, mientras nos esforzamos por mejorar, que no existe el inglés perfectamente hablado, y todos hablamos con nuestra propia idiosincrasia personal y única. Un estudio típico señala que muchos de nosotros pasamos del 70 al 80 por ciento de nuestro tiempo en alguna forma de comunicación. De ese tiempo, dedicamos alrededor del 9 % a escribir, el 16 % a leer, el 30 % a hablar y el 45 % a escuchar. Escucha más y habla menos, pero cuando hables... ¡haz que cuente! Con amor, Daniel
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AuthorDaniel Peel. Archives
Junio 2024
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Todo
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